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Asociaciones en materia de evidencias: una piedra angular para la reforma de las Naciones Unidas

Publicado el 21/11/2025 by Anne-Claire Luzot
Global IE
WFP OEV

Las Naciones Unidas se han embarcado en un ambicioso programa de reformas. 

Como parte de la iniciativa ONU80 de las Naciones Unidas —que aboga por un sistema humanitario más coherente—, el reciente informe (“Cambiar los paradigmas: unirse para cumplir) del Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. António Guterres, incluye un “plan de seis medidas para proporcionar un apoyo más rápido, más ágil y más responsable a las personas en situaciones de crisis” 

Tres de las seis esferas para la acción identificadas se corresponden en gran medida con la visión de la Oficina de Evaluación del PMA sobre las asociaciones en materia de evidencias: 

  1. Reforzar el liderazgo de los países, apoyados por datos de mejor calidad -> Empoderar a los líderes nacionales para coordinar los esfuerzos humanitarios utilizando datos compartidos y fiables.
  2. Aclarar las funciones para reducir la duplicación e intensificar el impacto -> Definir claramente las responsabilidades de los organismos para evitar solapamientos y actuar de forma más eficiente.
  3. Expandir los servicios comunes > Ampliar los sistemas y recursos comunes para reducir costes y acelerar las operaciones humanitarias.

Basarse en la visión para establecer asociaciones 

Estas medidas para la reforma de las Naciones Unidas respaldan el quinto resultado de la política de evaluación del PMA de 2022: “Asociaciones que contribuyen a reforzar el entorno de evidencias para la coherencia de las Naciones Unidas”. Esto incluye evaluaciones conjuntas y de todo el sistema, y asociaciones con los gobiernos para fortalecer la capacidad nacional de evaluación.

Por lo tanto, el principio de asociación no es nuevo para la Oficina de Evaluación del PMA, pero cobra —sin duda— un impulso oportuno con el programa de reformas, como mecanismo para garantizar un sistema de las Naciones Unidas más ágil, más unificado y con mayor eficacia en función del coste. 

Esta visión es particularmente relevante para nuestra labor en materia de evaluaciones de impacto. Desde el lanzamiento de la estrategia de evaluación de impacto del PMA en 2019, el departamento de evaluación de impacto del PMA ha puesto en marcha 31 evaluaciones de impacto —ya completadas o en curso— en 25 países, proporcionando evidencias útiles a los responsables de la toma de decisiones en el PMA y a sus asociados. 

Desde el inicio, uno de los objetivos principales de la estrategia fue trabajar conjuntamente en programas de evidencias compartidas para entornos humanitarios y de desarrollo. A tal efecto, el PMA organizó el primer Foro Global de Evaluación de Impacto en Roma en 2023, a fin de fomentar el diálogo sobre cómo compartir recursos, identificar carencias en materia de evidencias y alinear prioridades. Con espíritu colaborativo, el PMA y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) organizaron conjuntamente el segundo Foro Global de Evaluación de Impacto en 2024, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. 

Y este año, en colaboración con el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ, por sus siglas en alemán) y el Organismo Noruego de Cooperación para el Desarrollo (Norad), el PMA organiza en Roma el tercer Foro Global de Evaluación de Impacto, con un tema que aborda precisamente esta cuestión: “asociaciones en materia de evidencias para una acción eficaz”. 

Fortalezas y desafíos de la generación colectiva de evidencias

Seguramente no resulte necesario convencer a los lectores de este artículo sobre el valor de las evidencias rigurosas para apoyar el programa de reformas de las Naciones Unidas. Si queremos ofrecer un servicio más coherente y eficaz para las personas a las que servimos, debemos reforzar la forma en que generamos y utilizamos las evidencias.

Sin embargo, no basta con producirlas. Para transformar verdaderamente la forma en que las Naciones Unidas aprenden y dan servicio, debemos generar y utilizar evidencias en todos los organismos, mandatos y contextos.

Esto subsanará las carencias en este ámbito, a fin de garantizar el acceso a las evaluaciones más relevantes y oportunas a los responsables de la toma de decisiones. La colaboración también aporta beneficios prácticos evidentes: evita la duplicación, reduce los costes, identifica prioridades comunes entre organismos y apoya la obtención conjunta de fondos, garantizando que donantes y gobiernos perciban coherencia en nuestros esfuerzos, no competencia entre ellos.

¿Es realista? Aunque establecer y mantener asociaciones sostenibles en materia de evidencias entraña diversos desafíos, es posible. 

Las evaluaciones de impacto requieren programas estables, adecuadamente financiados a lo largo del tiempo. Para trabajar de forma colaborativa, es necesario un entendimiento común entre los asociados sobre qué requisitos precisos tiene una evaluación de impacto en términos de tamaño y duración del programa a fin de proporcionar datos útiles. 

En segundo lugar, las asociaciones solamente funcionan cuando todas las partes están implicadas. En el contexto actual, ninguna organización de las Naciones Unidas puede generar por sí sola todas las evidencias que necesita el sistema. De forma conjunta sí es posible, siempre y cuando los asociados tengan claras su contribución, funciones y responsabilidades. 

Por último, para que las asociaciones en materia de evidencias sean eficaces, se deben centrar en prioridades comunes que sirvan al sistema de las Naciones Unidas en su conjunto, y no solo a determinadas agendas institucionales. Cuando las evidencias responden a cuestiones que trascienden los mandatos —en lugar de promover los intereses de un solo organismo— se genera confianza, equilibrio y un sentido de propiedad colectiva. Sin esta armonización, las asociaciones corren el riesgo de fragmentarse y ser efímeras.