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De la orientación a la práctica: reflexiones sobre nuestra evolución con el seguimiento, evaluación y aprendizaje orientado a sistemas

Publicado el 30/07/2025 by Federica Fregolent
UNDP

Publicado por primera vez aquí

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) —en colaboración con la Fundación Gates— pretende impulsar la práctica del seguimiento, evaluación y aprendizaje (SEA) orientado a sistemas. Este cambio obedece al reconocimiento creciente de las limitaciones habituales de los enfoques convencionales (lineales) de SEA en entornos dinámicos y complejos, especialmente en apoyo de la transformación de sistemas.

A tal efecto, se creó el proyecto de SEA orientado a sistemas, destinado a facilitar el intercambio de conocimientos, fomentar el aprendizaje entre pares y probar diferentes enfoques por medio de la investigación, las comunidades de práctica y los proyectos piloto respectivamente. Un producto fundamental de este trabajo es una Guía que describe pasos prácticos para profesionales y organizaciones interesados en aplicar enfoques sistémicos al SEA.

Este artículo reflexiona sobre un momento esencial en nuestra evolución con el SEA orientado a sistemas: las pruebas de la Guía. Compartimos lo que estamos aprendiendo: no solo sobre el contenido, sino también sobre las hipótesis, tensiones y posibilidades que perfilan quiénes utilizan y apoyan el SEA orientado a sistemas y cómo lo hacen. Estas perspectivas —basadas en observaciones de profesionales y nuestras propias reflexiones— no solo han perfeccionado la Guía, sino que también han ampliado nuestros conocimientos sobre este campo en evolución.

Reflexiones sobre nuestra evolución con el SEA orientado a sistemas

Qué aprendimos como equipo

Cuando reflexionamos sobre nuestra evolución con el SEA orientado a sistemas, nos referimos a algo más que el desarrollo de la Guía. el viaje de un equipo diverso, que ha lidiado con la ambigüedad, ha escuchado activamente y ha aprendido en cada iteración. Durante los últimos 18 meses, la Guía ha ido cobrando forma a través de un proceso participativo con talleres, proyectos piloto, debates internos y ciclos de retroalimentación. No solo ha proporcionado información técnica, sino que también ha puesto de manifiesto cómo nuestras hipótesis, visiones del mundo y estilos de comunicación perfilaron nuestra labor.

Desde el comienzo, los miembros del equipo tenían diferentes propósitos. Un colega reflexionó: “Empecé pensando que necesitábamos una herramienta que ayudara a guiar a quienes ya trabajaban en el SEA orientado a sistemas”. Otro lo veía de manera diferente: “Quería ayudar a atraer a más profesionales al ámbito del SEA orientado a sistemas”. Esta combinación inicial de perspectivas supuso un desafío, pero también fue una fortaleza. Algunos teníamos una mentalidad sistémica arraigada y/o experiencia en SEA; otros se adentraban por primera vez en este ámbito. Pero compartimos el compromiso de crear algo útil, práctico e inclusivo. Esto no solo ha requerido un enfoque técnico, sino también curiosidad, apertura y capacidad de adaptación

Cómo evolucionó la Guía

La elaboración de la Guía ha seguido un proceso iterativo: borradores, pruebas y perfeccionamiento sucesivo del contenido. Entre mediados de marzo y principios de mayo de 2025, realizamos dos rondas de pruebas: una con un grupo seleccionado de profesionales y otra centrada específicamente en contenido adaptado a profesionales de sistemas alimentarios. Mediante una combinación de encuestas y sesiones para formular comentarios, probamos el contenido, la lógica y la estructura. Estos se simplificaron deliberadamente para garantizar la eficiencia del proceso y una participación significativa.

Los comentarios pusieron de relieve que el lenguaje, las metáforas y los modelos mentales que utilizamos están determinados por hipótesis implícitas, en especial sobre qué es el SEA orientado a sistemas y a quién está dirigido. Esto nos llevó a reflexionar sobre cómo nuestro propio marco de prácticas “avanzadas” puede favorecer ciertas formas de conocimiento. También nos obligó a examinar cómo nuestros modelos mentales y nuestra posición no solo perfilan la Guía, sino también qué y quiénes consideramos parte del ámbito del SEA orientado a sistemas.

De hecho, parte de la labor más sólida y transformadora en materia de sistemas se puede estar llevando a cabo en contextos de base, indígenas o locales: iniciativas que incorporan plenamente los principios sistémicos, pero quedan fuera de los marcos y la terminología dominantes (y “habitualmente eurocéntricos”, como señaló una de las personas que probó la Guía). Descubrimos algunos puntos ciegos. No solo en el contenido, sino también en el propio proceso de colaboración. La Guía está evolucionando. Y nosotros también.

¿Para quién hacemos esto? Revisando nuestras hipótesis sobre los destinatarios

Como señalamos en este artículo anterior, uno de los primeros desafíos a la hora de elaborar esta Guía —y uno de los retos más persistentes— ha sido definir quiénes son los destinatarios. Inicialmente concebimos la Guía para profesionales y organizaciones que adoptan enfoques sistémicos para desafíos complejos en materia de desarrollo. Sin embargo, los comentarios formulados pusieron de relieve la gran diversidad de este grupo en términos de capacidad, contexto y familiaridad con el pensamiento sistémico o el SEA.

Algunas organizaciones cuentan con equipos dedicados al SEA. Otras dependen del personal del programa para llevar a cabo las tareas de SEA de manera informal. Algunas organizaciones no están familiarizadas con los enfoques sistémicos, mientras que otras los llevan utilizando desde hace años, aunque con nombres diferentes.

Los comentarios recabados también nos recordaron que la accesibilidad va más allá de la terminología empleada: incluye la forma de estructurar, ordenar y relacionar las ideas. También evidenciaron que la Guía probablemente sea utilizada por perfiles diferentes en diversos contextos: financiadores y beneficiarios, profesionales y sus equipos, y organizaciones que apoyan a otras en este viaje.

Como resultado, nos estamos centrando en:

  • Reducir la jerga técnica y explicar los conceptos con términos más sencillos.
  • Incluir ejemplos concretos que reflejen diversos contextos y capacidades.
  • Aclarar los puntos de entrada para quienes no conocen el SEA orientado a sistemas, sin simplificar en exceso la práctica.

Sabemos que muchas personas están trabajando ya en el SEA basado en sistemas, aunque no utilicen esa terminología. Nuestro objetivo es alinearnos con las prácticas actuales de los profesionales y contribuir a sus progresos en este ámbito.

Teniendo en cuenta los comentarios recabados, hemos aclarado que la Guía está dirigida a quienes implementan el SEA orientado a sistemas directamente —a nivel de proyectos, programas y carteras— y a quienes desempeñan funciones de apoyo, como financiadores, asociados en la ejecución y facilitadores del aprendizaje. El contenido está diseñado de forma que sea claro, se pueda aplicar de forma inmediata y permita ser adaptado a una amplia variedad de capacidades y necesidades de aprendizaje.

Aparición de tensiones

Adoptar el SEA orientado a sistemas no consiste solo en introducir nuevas herramientas o marcos. Implica replantearse los fundamentos: cómo se producen realmente los cambios, qué consideramos evidencias válidas y cuál es el verdadero propósito del aprendizaje.

Al hacerlo, los profesionales se enfrentan a tensiones reales, no solo en los enfoques técnicos, sino también en los entornos culturales, estructurales y políticos en los que se desarrolla su labor. Estas tensiones se suelen manifestar de forma sutil. Y determinan qué se puede hacer y qué será objeto de una cierta resistencia.

En nuestro artículo anterior, comenzamos a analizar estas tensiones contrastando el SEA programático y el SEA basado en sistemas. Gracias a los comentarios recibidos, nos dimos cuenta de que habíamos estado abordando estas tensiones desde diferentes ángulos, incluso dentro de nuestro propio equipo. Algunos las perciben como disyuntivas en materia de diseño técnico, otros como problemas organizativos o culturales profundamente arraigados.


Estas reflexiones nos ayudaron a revisar nuestras propias hipótesis y comprender mejor la complejidad a la que se enfrentan los profesionales en su día a día. Con el tiempo, la experiencia y el diálogo continuos han revelado tensiones clave que caracterizan esta labor.

Por medio de debates y comentarios continuos, aprendimos la importancia de enmarcar las tensiones como espacios dinámicos con los que los profesionales lidian continuamente, no como extremos opuestos inmutables. Reconocimos la necesidad de proporcionar apoyo práctico —como ejemplos, preguntas reflexivas y herramientas como la gestión de polaridades— para ayudar a los equipos a afrontar estas tensiones en su labor diaria.

Esta reflexión también aclaró los desafíos fundamentales a los que se enfrenta el SEA orientado a sistemas y puso de relieve el valor de introducir estas tensiones como marco en una fase más temprana en la Guía. En última instancia, esta sección es un reflejo de nuestra propia comprensión en evolución y una síntesis de los comentarios recabados sobre el terreno.

De cara al futuro, estamos reforzando este contenido:

  • Replanteando las tensiones como dinámicas coexistentes, no como opciones excluyentes.
  • Proporcionando ejemplos prácticos y sugerencias para la reflexión en equipo.
  • Conectando las tensiones más claramente con las razones para adoptar prácticas de SEA.

Dejar de buscar las “mejores prácticas”

A la hora de elaborar orientaciones, suele haber una presión implícita para identificar las mejores prácticas o presentar vías graduales. Sin embargo, a través de nuestro propio proceso y los comentarios de los evaluadores, estamos aprendiendo que el SEA orientado a sistemas no es útil para marcos universales o enfoques lineales.

En cambio, nos estamos centrando en crear una herramienta digital: recursos que ayuden a los profesionales a explorar, experimentar y adaptarse en función de sus contextos y capacidades específicos. Como señaló uno de los revisores, esta Guía es más útil cuando ayuda a los equipos a orientarse, a formular mejores preguntas y a ajustar sus prácticas; no cuando proporciona respuestas cerradas.

Este enfoque supone:

  • Enmarcar los principios como estímulos para la reflexión, más que como prescripciones rígidas.
  • Ofrecer una serie de puntos de partida que reconozcan los diferentes niveles de preparación y experiencia.
  • Aceptar la incertidumbre, la pluralidad y la emergencia como características esenciales de la labor para transformar los sistemas; no percibirlos como problemas que hay que resolver, sino como realidades con las que hay que lidiar.

Varios revisores hicieron hincapié en que lo más útil no es un modelo refinado, sino algo que puedan “ofrecer a un beneficiario”, “utilizar con su equipo” o “adaptar a su contexto”. Esto ha (re)afirmado nuestro objetivo: no finalizar un producto estático, sino crear una herramienta que evolucione con este ámbito y sea útil en la práctica.

De cara al futuro: navegar, en lugar de prescribir

Estamos finalizando la Guía mientras seguimos probando y perfeccionando su contenido a través de la experimentación continua, que culminará con la presentación de su versión digital en septiembre.

Al mismo tiempo, reconocemos que solo somos una parte de una conversación mucho más amplia. El SEA orientado a sistemas se está explorando, practicando y adaptando en muchos contextos. Aunque algunos de ellos se emplee otra terminología, incorporan plenamente los principios de este enfoque.

 Si desea compartir sus reflexiones, proporcionar información sobre sus prácticas o seguir participando en esta labor, póngase en contacto con nosotros en contact.sandbox@undp.org. Estaremos encantados de recibir sus comentarios.

El SEA orientado a sistemas no es algo fijo. Es una práctica que evoluciona. Esperamos que nos acompañen y crezcan con nosotros en este viaje, ayudándonos a perfilar el futuro en este ámbito.