Gracias por iniciar y contribuir a esta rica conversación sobre la evaluación de las intervenciones de la Cooperación Sur-Sur y Triangular (CSST). Además de la relevancia del uso de enfoques conductuales (véase, por ejemplo, el modelo COM-B: https://thedecisionlab.com/reference-guide/organizational-behavior/the-com-b-model-for-behavior-change), resulta fundamental abordar las dinámicas de poder, las cuestiones de legitimidad y otras dimensiones contextuales clave. También puede ser útil incorporar activamente los usos y criterios de evaluación de los socios clave involucrados.
Esta fue una de las enseñanzas extraídas de un estudio reciente sobre la colaboración multiactor en el marco del programa DeSIRA de la Unión Europea, que apoya la investigación y la innovación en agricultura en África, Asia y América Latina: https://www.desiraliftcommunity.org/wp-content/uploads/2025/04/0704-DeSIRA-LIFT-Learning-brief3-1.pdf. Comprender cuándo diferentes actores consideran que la colaboración o cooperación ha sido exitosa, así como las similitudes o diferencias en sus percepciones, puede constituir en sí misma una información valiosa.
Dando un paso más, la evaluación de la colaboración multiactor y de otras intervenciones complejas puede beneficiarse de enfoques de evaluación "basados en la experiencia". Esta es una propuesta algo no convencional que estamos explorando en el Grupo Internacional de Apoyo (https://isginternational.org/). Consiste en involucrar a los responsables de la toma de decisiones (en diferentes niveles) en el propio proceso de evaluación: adoptar el rol de evaluador y participar activamente en la formulación de preguntas de evaluación, el desarrollo de métodos e instrumentos, la recolección y el análisis de datos, la interpretación conjunta (sensemaking) y la comunicación de resultados.
A lo largo de este proceso —o en algunas de sus etapas— se combinan la cognición y los cinco sentidos humanos para experimentar tanto el objeto de evaluación como el propio proceso evaluativo. Nos preguntamos si esta vivencia profunda de la evaluación de intervenciones complejas podría beneficiar a los usuarios de la evaluación en su propio trabajo y en el de sus socios.
Me interesa mucho conocer la opinión de colegas evaluadores al respecto y, si es el caso, que compartan experiencias similares.
RE: Maximizing the impact of South-South and Triangular Cooperation in a changing aid architecture through evaluation.
Netherlands
Marlene ROEFS
senior advisor
Wageningen Social and Economic Research
Publicado el 11/05/2025
Estimadas y estimados colegas,
Gracias por iniciar y contribuir a esta rica conversación sobre la evaluación de las intervenciones de la Cooperación Sur-Sur y Triangular (CSST). Además de la relevancia del uso de enfoques conductuales (véase, por ejemplo, el modelo COM-B: https://thedecisionlab.com/reference-guide/organizational-behavior/the-com-b-model-for-behavior-change), resulta fundamental abordar las dinámicas de poder, las cuestiones de legitimidad y otras dimensiones contextuales clave. También puede ser útil incorporar activamente los usos y criterios de evaluación de los socios clave involucrados.
Esta fue una de las enseñanzas extraídas de un estudio reciente sobre la colaboración multiactor en el marco del programa DeSIRA de la Unión Europea, que apoya la investigación y la innovación en agricultura en África, Asia y América Latina: https://www.desiraliftcommunity.org/wp-content/uploads/2025/04/0704-DeSIRA-LIFT-Learning-brief3-1.pdf. Comprender cuándo diferentes actores consideran que la colaboración o cooperación ha sido exitosa, así como las similitudes o diferencias en sus percepciones, puede constituir en sí misma una información valiosa.
Dando un paso más, la evaluación de la colaboración multiactor y de otras intervenciones complejas puede beneficiarse de enfoques de evaluación "basados en la experiencia". Esta es una propuesta algo no convencional que estamos explorando en el Grupo Internacional de Apoyo (https://isginternational.org/). Consiste en involucrar a los responsables de la toma de decisiones (en diferentes niveles) en el propio proceso de evaluación: adoptar el rol de evaluador y participar activamente en la formulación de preguntas de evaluación, el desarrollo de métodos e instrumentos, la recolección y el análisis de datos, la interpretación conjunta (sensemaking) y la comunicación de resultados.
A lo largo de este proceso —o en algunas de sus etapas— se combinan la cognición y los cinco sentidos humanos para experimentar tanto el objeto de evaluación como el propio proceso evaluativo. Nos preguntamos si esta vivencia profunda de la evaluación de intervenciones complejas podría beneficiar a los usuarios de la evaluación en su propio trabajo y en el de sus socios.
Me interesa mucho conocer la opinión de colegas evaluadores al respecto y, si es el caso, que compartan experiencias similares.
Atentamente,