Gracias por iniciar esta importante y necesaria conversación. Desde mi experiencia en la evaluación de intervenciones complejas con actores diversos y no tradicionales—una perspectiva que considero muy relevante para las evaluaciones de la Cooperación Sur-Sur y Triangular (CSST)—quisiera destacar la importancia de adoptar enfoques de gestión adaptativa de la evaluación.
La gestión adaptativa convierte la evaluación en un diálogo vivo y continuo, en lugar de un ejercicio retrospectivo. En intervenciones de desarrollo en países menos adelantados (PMA), este enfoque ha permitido que gobiernos nacionales, OSC y redes locales vean sus aportes reflejados de inmediato, fortaleciendo así la apropiación, la confianza y la pertinencia. Brevemente, tres puntos clave:
1. Diversidad de actores: Las intervenciones de CSST implican una amplia gama de partes interesadas—comunidades locales, ministerios nacionales, redes regionales de conocimiento y socios internacionales. Cada nivel tiene su propio ritmo, prioridades y riesgos. Un diseño de evaluación estático, con marcos fijos y cronogramas rígidos, puede no captar temas emergentes. En cambio, la evaluación adaptativa escanea continuamente el contexto, identifica señales de alerta y oportunidades, y ajusta preguntas y métodos de recolección de datos de manera flexible.
2. Efectos inesperados: Las intervenciones de CSST suelen generar efectos indirectos no previstos, como nuevas alianzas, redes, cambios normativos o mayor participación de actores. Estos aspectos, que surgen a mitad de camino, pueden ser rastreados en tiempo casi real mediante enfoques adaptativos, lo cual es especialmente útil en un contexto donde los donantes exigen evidencias sólidas.
3. Fortalecimiento de capacidades: Tal vez lo más importante es que las evaluaciones adaptativas pueden acelerar la transferencia de conocimientos y fortalecer las capacidades evaluativas del Sur, al transformar a los socios del Sur en evaluadores activos en lugar de simples proveedores de datos, preparándolos para liderar evaluaciones futuras en sus propios contextos.
RE: Maximizing the impact of South-South and Triangular Cooperation in a changing aid architecture through evaluation.
Lebanon
Pietro Tornese
Publicado el 14/05/2025
Estimados colegas,
Gracias por iniciar esta importante y necesaria conversación. Desde mi experiencia en la evaluación de intervenciones complejas con actores diversos y no tradicionales—una perspectiva que considero muy relevante para las evaluaciones de la Cooperación Sur-Sur y Triangular (CSST)—quisiera destacar la importancia de adoptar enfoques de gestión adaptativa de la evaluación.
La gestión adaptativa convierte la evaluación en un diálogo vivo y continuo, en lugar de un ejercicio retrospectivo. En intervenciones de desarrollo en países menos adelantados (PMA), este enfoque ha permitido que gobiernos nacionales, OSC y redes locales vean sus aportes reflejados de inmediato, fortaleciendo así la apropiación, la confianza y la pertinencia. Brevemente, tres puntos clave:
1. Diversidad de actores: Las intervenciones de CSST implican una amplia gama de partes interesadas—comunidades locales, ministerios nacionales, redes regionales de conocimiento y socios internacionales. Cada nivel tiene su propio ritmo, prioridades y riesgos. Un diseño de evaluación estático, con marcos fijos y cronogramas rígidos, puede no captar temas emergentes. En cambio, la evaluación adaptativa escanea continuamente el contexto, identifica señales de alerta y oportunidades, y ajusta preguntas y métodos de recolección de datos de manera flexible.
2. Efectos inesperados: Las intervenciones de CSST suelen generar efectos indirectos no previstos, como nuevas alianzas, redes, cambios normativos o mayor participación de actores. Estos aspectos, que surgen a mitad de camino, pueden ser rastreados en tiempo casi real mediante enfoques adaptativos, lo cual es especialmente útil en un contexto donde los donantes exigen evidencias sólidas.
3. Fortalecimiento de capacidades: Tal vez lo más importante es que las evaluaciones adaptativas pueden acelerar la transferencia de conocimientos y fortalecer las capacidades evaluativas del Sur, al transformar a los socios del Sur en evaluadores activos en lugar de simples proveedores de datos, preparándolos para liderar evaluaciones futuras en sus propios contextos.