He implementado y evaluado numerosos programas orientados a fortalecer la resiliencia. Sin embargo, al medir el impacto de proyectos de gran envergadura, a menudo descubro que los resultados previstos no se concretan. Un problema recurrente radica en la teoría del cambio, que con frecuencia resulta demasiado ambiciosa: se espera, por ejemplo, que un solo día de capacitación lleve a un aumento de ingresos o resuelva la inseguridad alimentaria. Esto señala fallas más profundas en el diseño, especialmente la falta de una participación significativa de las comunidades locales en la formulación de estos programas.
Tras haber realizado más de 20 estudios a nivel mundial, considero que el problema no recae únicamente en los donantes. Desde el lado receptor, en ocasiones los actores locales perciben estas iniciativas simplemente como otro “proyecto”, y no como una oportunidad genuina, por lo que no aprovechan al máximo lo que se ofrece.
Los evaluadores también cumplen un rol en este sentido: con frecuencia, producen informes que suavizan o ignoran conclusiones críticas, en lugar de presentar una visión honesta de lo que revelan los datos. Esto me recuerda a un antiguo relato sánscrito: “ओष्ट्रनामे विवाहे देशु गीतं गायति गर्दभः, परस्परं प्रशंसतः—अहो रूपं, अहो ध्वनि:।” — “En la boda del camello, se invita a un burro a cantar. Después, se elogian mutuamente: ‘¡Qué voz tan hermosa!’ exclama el camello; ‘¡Qué aspecto tan encantador!’ responde el burro.” Este relato ilustra la tendencia tanto de los donantes como de los evaluadores a halagarse entre sí, incluso cuando sus esfuerzos no logran generar un cambio significativo en la vida de las personas.
RE: Do Big Projects Deliver Effective Solutions in a Complex World?
United States of America
Lila K Khatiwada
Sr Researcher
Pulte Institute, University of Notre Dame
Publicado el 04/04/2025
He implementado y evaluado numerosos programas orientados a fortalecer la resiliencia. Sin embargo, al medir el impacto de proyectos de gran envergadura, a menudo descubro que los resultados previstos no se concretan. Un problema recurrente radica en la teoría del cambio, que con frecuencia resulta demasiado ambiciosa: se espera, por ejemplo, que un solo día de capacitación lleve a un aumento de ingresos o resuelva la inseguridad alimentaria. Esto señala fallas más profundas en el diseño, especialmente la falta de una participación significativa de las comunidades locales en la formulación de estos programas.
Tras haber realizado más de 20 estudios a nivel mundial, considero que el problema no recae únicamente en los donantes. Desde el lado receptor, en ocasiones los actores locales perciben estas iniciativas simplemente como otro “proyecto”, y no como una oportunidad genuina, por lo que no aprovechan al máximo lo que se ofrece.
Los evaluadores también cumplen un rol en este sentido: con frecuencia, producen informes que suavizan o ignoran conclusiones críticas, en lugar de presentar una visión honesta de lo que revelan los datos. Esto me recuerda a un antiguo relato sánscrito: “ओष्ट्रनामे विवाहे देशु गीतं गायति गर्दभः, परस्परं प्रशंसतः—अहो रूपं, अहो ध्वनि:।” — “En la boda del camello, se invita a un burro a cantar. Después, se elogian mutuamente: ‘¡Qué voz tan hermosa!’ exclama el camello; ‘¡Qué aspecto tan encantador!’ responde el burro.” Este relato ilustra la tendencia tanto de los donantes como de los evaluadores a halagarse entre sí, incluso cuando sus esfuerzos no logran generar un cambio significativo en la vida de las personas.