Publicado el 09/05/2024
Estimados colegas,
¡Saludos desde Uruguay!
Gracias Ibtissem por plantear este tema tan interesante. He encargado evaluaciones para el Programa Mundial de Alimentos (PMA), pero también las he llevado a cabo para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) como consultor independiente. Desde esta doble perspectiva, estoy totalmente de acuerdo en que el responsable de una evaluación desempeña un papel fundamental y tiene una responsabilidad importante a la hora de garantizar la calidad de los resultados de una evaluación, que determina en última instancia su utilidad.
Basándome en lo que han comentado ya otros colegas, me gustaría compartir dos reflexiones adicionales —que no se han planteado aún— sobre el apoyo del responsable de una evaluación y su papel en ésta:
- Lo ideal es que el responsable de una evaluación no asuma toda la carga solo. Es conveniente que cuente con el apoyo de al menos un analista de evaluación. Esta composición imita la estructura de un equipo externo de evaluación y facilita una comunicación y coordinación más fluidas. Los analistas de evaluación pueden encargarse de las reuniones bilaterales con analistas de datos u otros miembros del equipo externo que realiza la evaluación. De esta forma, el responsable de una evaluación pueda centrarse en la supervisión del calendario, el cumplimiento de los plazos y la toma de decisiones de alto nivel en consulta con el jefe del equipo.
- Además, es importante reconocer que, cuando debatimos sobre la independencia de las evaluaciones, solemos dar por sentado que nos referimos a evaluaciones externas. Sin embargo, algunos enfoques (p. ej. evaluación del desarrollo) se centran más en la capacitación. En estos casos, la participación del responsable de la evaluación como parte fundamental del programa evaluado es esencial. Este enfoque fomenta un mayor sentido de apropiación y promueve el aprendizaje interno en la organización.
Gracias.
Un cordial saludo.
Uruguay
Cristian Maneiro
Evaluation Consultant
UNWOMEN, Plan Eval
Publicado el 24/10/2025
Gracias, Silvio, por plantear este tema tan importante.
Para mí, comunicar de manera eficaz significa aceptar que no existe un enfoque único que sirva para todos. El informe de evaluación tradicional sigue teniendo su lugar, especialmente para fines de rendición de cuentas y documentación; es necesario y debe seguir formando parte del conjunto. Pero para llegar realmente a distintos públicos, debemos ir más allá. Productos breves y adaptados, como resúmenes de una página, infografías, presentaciones o incluso contenido para redes sociales, pueden marcar una gran diferencia. Según el público, esto puede significar un hilo en Twitter, un carrusel en Instagram o incluso un breve video en TikTok que resuma los mensajes principales.
Las herramientas de inteligencia artificial también han facilitado mucho este trabajo. Plataformas como Notebook LLM ya permiten crear pódcast u otros productos multimedia desde cero, a menudo sin costo. La serie Evaluation Unpacked de ONU Mujeres es un excelente ejemplo de cómo los hallazgos de las evaluaciones pueden transformarse en contenidos atractivos y accesibles. Creo que existe un gran potencial aún no aprovechado en estos formatos más nuevos para hacer que los resultados de las evaluaciones sean más cercanos y ampliamente compartidos.
Uno de los mayores desafíos es que la comunicación y la difusión casi nunca se integran en el proceso de evaluación desde el inicio. Suelen considerarse algo secundario, una tarea para el final si queda tiempo o presupuesto. Como resultado, la difusión se realiza de manera muy limitada o no se realiza en absoluto.
Idealmente, la comunicación debería formar parte de la planificación y contar con los recursos adecuados, al igual que la recopilación o el análisis de datos. También debería verse como algo que continúa más allá del informe final, ayudando a mantener los resultados vivos y relevantes. Creo que los clientes y las instituciones podrían dar más importancia a esto, considerando la comunicación como una parte central del aprendizaje y del seguimiento, no solo como el “último paso” de una evaluación.