Publicado el 07/04/2025
La capacidad de los proyectos a gran escala para utilizar los recursos de manera eficaz— en particular en lo que respecta a la seguridad alimentaria, la agricultura y el desarrollo rural— entraña un desafío multifacético. La definición de “gran” proyecto puede variar significativamente en función del contexto y las circunstancias. Por ejemplo, en algunas regiones, los proyectos que superan los 5 millones de USD de presupuesto se pueden considerar grandes, mientras que, en entornos más complejos, las inversiones inferiores a 10 millones de USD pueden resultar insuficientes para impulsar cambios significativos. En mi trabajo en el ámbito de la evaluación, he sido testigo de diferentes éxitos y desafíos que podrían ser relevantes para esta discusión.
1. Oportunidades de divulgación
La escala de un proyecto influye notablemente en su capacidad para llegar a sus beneficiarios. Los grandes proyectos suelen movilizar una cantidad considerable de recursos de fuentes nacionales e internacionales, permitiendo intervenciones integrales a gran escala que pueden dar lugar a transformaciones significativas en las economías rurales y los sistemas alimentarios.
2. Capacidad para ofrecer múltiples beneficios
Los proyectos a gran escala tienen la capacidad de generar múltiples ventajas, ya que suelen tener como objetivo diversos desafíos en materia de desarrollo. Un ejemplo es el Programa para la mejora de los sistema de riego en Afganistán, implementado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esta iniciativa tenía como objetivo modernizar la infraestructura de riego del país. Más del 70 % se encontraba en mal estado y era necesario acometer una rehabilitación importante. La evaluación de este programa reveló que esta intervención no solo mejoró la productividad agrícola y reforzó la seguridad alimentaria, sino que también fomentó la creación de capacidad local y promovió la participación de la comunidad en prácticas sostenibles de gestión del agua. Entre los diversos beneficios derivados de esta iniciativa cabe citar los siguientes:
- Aumento de la producción y la productividad agrícolas
- Oportunidades para la diversificación de los medios de vida
- Mejora de la seguridad alimentaria
- Distribución más equitativa del agua
- Creación de capacidad para los agricultores y las instituciones locales
- Participación y apropiación de la comunidad
- Beneficios medioambientales
3. Compromisos a largo plazo
Los grandes proyectos suelen requerir compromisos financieros y técnicos a más largo plazo. Contar con recursos adecuados y un apoyo técnico sostenido es crucial para que las inversiones iniciales tengan efectos duraderos. Por ejemplo, una asociación entre un organismo gubernamental y una organización no gubernamental (ONG) internacional para desarrollar una iniciativa de agricultura sostenible puede durar varios años. Esto permite generar confianza entre las partes interesadas y perfeccionar las prácticas de forma colaborativa. Esta inversión de tiempo es esencial para fomentar colaboraciones más profundas entre los actores del desarrollo
4. Innovación y transferencia de tecnología
Las iniciativas a gran escala pueden facilitar la introducción y difusión de prácticas y tecnologías agrícolas innovadoras de manera eficaz, siempre que dispongan de suficiente tiempo y recursos para probarlas y ampliarlas. Por ejemplo, un gran proyecto podría introducir técnicas de agricultura de precisión por medio de talleres y demostraciones, empoderando a los agricultores locales con nuevos métodos y herramientas que mejoren la productividad y reduzcan el impacto medioambiental. Esto es especialmente importante en regiones con recursos limitados, donde la asistencia técnica especializada puede mejorar las prácticas agrícolas de manera significativa.
5 Desarrollo de infraestructuras
Numerosos proyectos de desarrollo agrícola y rural exitosos se han centrado en la construcción de infraestructuras esenciales, como carreteras, sistemas de riego e instalaciones de almacenamiento. Estas infraestructuras son elementos fundamentales para mejorar el acceso a los mercados y reforzar la seguridad alimentaria. Por ejemplo, un proyecto que construya nuevas carreteras rurales puede mejorar el acceso de los agricultores a los mercados de manera sustancial, permitiéndoles vender sus productos a mejores precios y reduciendo las pérdidas poscosecha.
6. Ineficiencias y burocracia
Sin embargo, uno de los desafíos más importantes a los que se enfrentan los grandes proyectos son las ineficiencias derivadas de los procesos burocráticos. Los estrictos requisitos preparatorios y el mayor escrutinio de los grandes contratos de compras y contrataciones pueden dar lugar a retrasos, sobrecostes y un desajuste entre los objetivos del proyecto y las necesidades locales. Por ejemplo, el exceso de burocracia en una iniciativa agrícola a gran escala puede dificultar la adquisición de los insumos necesarios, provocando retrasos en la ejecución y aumentando la frustración de las partes interesadas locales.
7. Alineación con las necesidades locales y apropiación
Otro desafío habitual de los grandes proyectos es la dificultad para fomentar la apropiación local. Las decisiones se suelen tomar en niveles institucionales superiores, por lo que la participación de las partes interesadas locales en las fases de planificación y ejecución es limitada. Esta desconexión puede dar lugar a la implementación de soluciones que no se ajustan a los contextos o prioridades de las comunidades beneficiarias. Por ejemplo, un proyecto de riego a gran escala diseñado sin consultar a la población local podría centrarse en cultivos comerciales que no se ajustan a las necesidades de subsistencia locales, poniendo en peligro la sostenibilidad del proyecto cuando no haya financiación.
8. Medición del impacto
Evaluar los efectos a largo plazo entraña sus propios desafíos. Los resultados inmediatos —como la distribución de herramientas agrícolas o la construcción de diversas infraestructuras e instalaciones— son relativamente fáciles de medir. Sin embargo, evaluar cambios sostenidos en la seguridad alimentaria o los medios de vida rurales suele requerir marcos temporales más amplios y una serie de indicadores detallados. Realizar evaluaciones de impacto sólidas que incluyan la elaboración de evaluaciones de referencia y marcos de seguimiento puede contribuir a mejorarlas. Por ejemplo, un proyecto destinado a mejorar la seguridad alimentaria se beneficiaría de evaluaciones plurianuales para captar cambios en las prácticas alimentarias, la resiliencia agrícola y la estabilidad de los ingresos.
Aunque los proyectos a gran escala tienen la capacidad de mejorar notablemente la seguridad alimentaria, la agricultura y el desarrollo rural, suelen enfrentarse a grandes desafíos. Una evaluación cuidadosa de su diseño, estrategias de ejecución y participación de la comunidad es crucial para determinar si utilizan los recursos de manera eficaz y generan beneficios duraderos. La eficacia de estas iniciativas depende en última instancia de la dedicación al aprendizaje, la flexibilidad y la colaboración genuina con las comunidades locales. El seguimiento continuo y la gestión adaptativa de los proyectos —respaldados por un trabajo de calidad en materia de evaluación— pueden contribuir a optimizar los efectos positivos de los proyectos a gran escala y garantizar que satisfagan las necesidades de sus beneficiarios.
Oficial superior de evaluación
FAO
Italy
Serdar Bayryyev
Senior Evaluation Officer
FAO
Publicado el 01/05/2025
Gracias por compartir este análisis exhaustivo sobre los desafíos y oportunidades en la evaluación de la Cooperación Sur-Sur y Triangular (CSST).
La Cooperación Sur-Sur (CSS) representa una asociación colaborativa dinámica y continua entre múltiples actores que trabajan hacia objetivos comunes, especialmente en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA) define las alianzas multipartitas para los ODS como “una relación de colaboración continua entre organizaciones de diferentes tipos de partes interesadas que alinean sus intereses en torno a una visión común, combinan sus recursos y competencias complementarias, y comparten riesgos, para maximizar la creación de valor en función de los ODS y generar beneficios para cada uno de los socios.”
Mis evaluaciones recientes de alianzas entre la FAO, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado también han ofrecido valiosos aprendizajes, destacando la necesidad crítica de establecer alianzas verdaderamente transformadoras y esfuerzos colaborativos que fomenten la innovación, el beneficio mutuo y la apropiación compartida entre todas las partes interesadas y beneficiarios. Fortalecer este tipo de alianzas es esencial para avanzar hacia un desarrollo sostenible y lograr eficazmente los ODS.
(Estos informes de evaluación pueden consultarse aquí: https://openknowledge.fao.org/handle/20.500.14283/cb1636en; https://openknowledge.fao.org/handle/20.500.14283/ca6678en)
A partir de mi experiencia con estas evaluaciones significativas, considero que una de las estrategias más prometedoras para mejorar la evaluación de la CSST es adoptar alianzas multipartitas y enfoques participativos que estén alineados con los principios fundamentales de la Agenda 2030, como el beneficio mutuo, la solidaridad y la apropiación local.
Desde mi perspectiva, la evaluación debe entenderse no solo como una herramienta de medición, sino como un catalizador para reforzar la dinámica de las alianzas. Esto implica involucrar activamente a todas las partes interesadas relevantes en el diseño conjunto de los marcos y criterios de evaluación, lo que puede garantizar que los análisis reflejen los resultados priorizados localmente y las realidades del contexto. Cuando los socios nacionales lideran o co-lideran las evaluaciones, se promueve la apropiación, se incrementa la relevancia y se fortalecen las capacidades de evaluación locales—lo que contribuye a superar algunas de las brechas de capacidad y los desafíos relacionados con los datos identificados.
Al reconocer la CSST como una forma de asociación transformadora, las evaluaciones no deben limitarse a los resultados inmediatos, sino también considerar la evolución de la confianza, la solidaridad y el respeto mutuo a lo largo del tiempo. Este enfoque resalta la importancia de construir relaciones a largo plazo como un componente integral del impacto en el desarrollo sostenible. Mediante la incorporación de prácticas de evaluación participativas, narrativas y adaptadas al contexto, así como el fortalecimiento de capacidades lideradas a nivel nacional, podemos capturar mejor el verdadero valor de las iniciativas de CSST. Esto, a su vez, reforzará la rendición de cuentas, orientará estrategias de asociación más eficaces y contribuirá a los ODS de una manera localmente apropiada y de impacto global.
Saludos cordiales,
Serdar Bayryyev
Oficial Superior de Evaluación, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)